El límite del humor

En estos días se conocieron apartes del show de Fuck News que realizan los comediantes Camilo Pardo y Camilo Sánchez. En un video compartido por ellos mismos se muestra cómo, en medio del desarrollo de su show, empiezan hablar del caso de Valentina Trespalacios. Fieles a su estilo generaron burlas sobre los detalles del crimen donde fueron aplaudidos por su auditorio.

Para los que no conocen este caso puedo decirles que fue uno de los muchos feminicidios que suceden en Colombia donde una mujer murió a menos de su pareja. Según la Fiscalía General de la Nación, el ciudadano estadounidense, John Poulus, molió a golpes a Valentina y posteriormente la asfixió ya que, en medio de sus celos asesinos, consideraba inaceptable que ella pudiera tener otra persona.

Después de cometer el feminicidio, decidió presionar y doblar el cuerpo inerte de Valentina hasta que cupiese en una maleta. No pudo hacerlo en su totalidad porque a pesar de la flexibilidad de su cuerpo, su cabeza llena de golpes, no cupo en la maleta, por lo que la única solución de su feminicida fue taparla con una cobija, subirla a un carro de mercado y meterla al baúl de un carro que rentó.

Condujo por Bogotá hasta encontrar un lugar donde pudiera desecharla como un miserable pedazo de basura. Así fue, en Fontibón dio con un deposito de basura y ahí la botó. Mientras huía, el cuerpo de Valentina fue encontrado y se inició todo el proceso penal. Además de lo impactante del caso que tuvo una enorme y, en algunos casos, una nauseabunda cobertura mediática, en redes sociales y en artículos de prensa, terminó pasando a un segundo plano la muerte de Valentina para que relucieran la cantidad de justificaciones miserables de ese crimen.

Las mujeres en este país siguen muriendo por razones de género. Las matan porque dudan de su fidelidad o porque osaron en disponer como les venga en gana de su sexualidad. Sus vidas valen lo mismo que cumplir con los oficios de la casa, se justifican golpizas porque no laven la loza o no cuiden a los niños. Terminar una relación se volvió una justificación para vasos con ácido, puñaladas o balazos directos al corazón. Si hay hijos ellos también pagan con su existencia.

Vivimos en una sociedad enferma donde la gente se ríe de la muerte triste de una mujer. Las carcajadas estridentes del público justifican chistes miserables de cómo acabó la vida de Valentina. Seguramente eso es lo que vende y lo que mantiene a estos comediantes. No existe, ni debería existir, limitaciones a la libertad de expresión y más si tiene el matiz del humor. No veo algún delito que los comediantes hayan cometido con sus chistes. Finalmente todo se reduce a un dilema ético. Sí, cuestionamientos que para ya muy pocos son los primeros y los más relevantes.

En momentos donde la vida humana vale tan poco, y más aún, donde se justifica que a las mujeres las maten por no cumplir con ese rol de lealtad irrestricta, no aporta en nada que se vuelvan circos lo feminicidios, donde desde la grada se ríen de los cuerpos, todavía calientes, de las mujeres que día a día mueren en este país por el simple hecho de existir.

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